Volar sobre las alas de papá y mamá

Para alcanzar sus sueños, los millennials permanecen en el nido familiar.

Carolina Santiago, Psicóloga

En los hogares urbanos de Guatemala, de clase media o alta, cada vez es más frecuente ver entrar y salir a jóvenes de entre 20 y 35 años. Se trata de la generación millennials, hijos de parejas que abandonaron el lecho familiar a temprana edad para formar una familia o independizarse.

Contrario a lo que hicieron sus padres, estos chicos que por su edad son adultos, tienen metas claras: “quieren estudiar y obtener títulos de maestría y doctorado”, indica la psicóloga Carolina Santiago. También, generan ingresos para viajar, comprarse el carro del año, mantener actualizados los celulares y la tecnología o pagar las cuentas de la diversión y convivencia con los amigos, coinciden Santiago y Walter Monterroza, de Joven360, una empresa especializada en talento y empleabilidad juvenil de la región centroamericana.

Aunque poseen una elevada autoconfianza y les gusta tomar las decisiones por sí mismos, suelen ser consentidos y sobreprotegidos por los papás, reconoce Anabella Zepeda, asesora de Bienes Raíces de City Max Internacional. Quizá por ello, retrasan el momento de rentar o comprar una vivienda, pero cuando lo hacen son exigentes. “Necesitan vivir una experiencia, buscan proyectos que les brinden más: un gimnasio, áreas para mascotas y para compartir con los amigos, alta tecnología, cuidado del ambiente, cercanía al trabajo y accesibilidad para la inversión”, comenta.

Dejar un legado

Walter Monterroza, de Joven 360

Los millennials son idealistas; los inspira alcanzar sus sueños que están relacionados con tener éxito profesional e impactar positivamente a la sociedad, según indica Monterroza, quien se basa en la encuesta Empresa de los Sueños de los Jóvenes (ESJ) que realiza anualmente la Cía de Talentos (Grupo DMRH y Nextview People). Según ese estudio, si el dinero no fuera una preocupación, los jóvenes se centrarían en emprender, profundizar en sus conocimientos, trabajar en lo que les gusta y viajar para conocer culturas diferentes.

Al respecto, Santiago reconoce que lograr esas metas requiere de recursos y tiempo. Por eso, “muchos deciden postergar el compromiso afectivo de formar una familia o mudarse de casa, pero están muy comprometidos con causas sociales y políticas”, enfatiza. A decir de la psicóloga, los roles pre establecidos están cambiando. Hace diez, quince o veinte años, las personas adquirían responsabilidades entre los 20 y 25 años. “Solo esas parejas saben lo que se les dificultaba, porque no contaban con un presupuesto seguro. Era una idealización del amor”, señala.

Ahora, los muchachos se quedan en casa de los padres para mantener el estatus y no complicarse la vida, pues allí además de techo, tienen comida, luz, agua y limpieza segura. Evaden el compromiso de una vida estable. “Se acostumbran a sentirse solos cómodamente”, comenta Santiago, quien añade que uno de los peligros es que al estar bien posicionados laboralmente, se vuelvan materialistas y ambiciosos. “Preocupa el afán de marcas, de tener más”, añade.

¿Cultura o sobreprotección?

La permanencia de los jóvenes en la casa de los padres es una interrogante que más preocupa a los papás que a los hijos, quienes lo tienen claro: el dinero que ganan es para sus gastos personales, universidad, ropa, paseos y ahorro. Para ellos, lo importante es vivir el momento.

Tal es el caso de Betty*, una joven de 24 años, gerente de Mercadeo, con pareja y que no piensa en el matrimonio ni en salir de la casa de mamá. “Tiene muy claro que se graduará de la universidad, viajará al menos una vez al año. Acá tiene techo y comida; ella no mueve ni un dedo”, relata la mamá, quien se cuestiona si esto se debe a una razón cultural, pues en Guatemala se valora que los hijos salgan de casa cuando contraen matrimonio.

Anabella Zepeda, asesora de Bienes Raíces de City Max Internacional.

Otra razón es que los padres avalan el deseo del joven de postergar o no asumir la independencia absoluta y los sobreprotegen. “En la clínica estoy viendo que los jóvenes consultan todo con papá y mamá. Les preguntan qué apartamento comprar o rentar. Eso no pasaba antes”, relata Santiago. Zepeda lo confirma, al explicar que cuando un millennial adquiere una propiedad, son los padres quienes pagan el enganche o parte de él y asumen el rol de fiadores.

Santiago relata que, quienes más consultan son los padres. Con el paso del tiempo se cansan de ser inconscientemente los generadores de esa conducta, de sentir la presión de tener que generar ingresos para mantener a los hijos y de relativizar las normas en el hogar. “Una mamá me consultó porque no toleraba que su hijo de 32 años, que vivía con ellos luego de haber estudiado en el extranjero, no llegara a dormir todos los días”. Se le condujo a ser una madre nutritiva, a respetar las decisiones del hijo adulto y a marcar normas. Luego de tres meses de diálogo, el muchacho se independizó.

La permanencia de los jóvenes en la casa de los padres es una interrogante que preocupa más a los papas que a los hijos, quienes tienen claro que el dinero que ganan es para sus gastos personales, la universidad paseos y ahorro.

Nuevas realidades, nuevos retos

Hasta que pasen los años y se realicen estudios, no se sabrá cuáles son las consecuencias de permanecer en el nido familiar. De momento, Santiago recomienda respetar la individualidad, establecer reglas y asumir de forma compartida las tareas y los gastos del hogar. También, interactuar, sociabilizar y hacerse compañía. Monterroza, por su parte, estima que continuar viviendo en la casa de los padres es una decisión personal que debe respetarse. Lo importante, dice, es orientar al joven para que alcance su independencia económica y emocional, para que tenga un propósito y pueda alcanzarlo. Considera, además, que es necesario facilitar el acceso a vivienda a los jóvenes, algo que Zepeda estima que ya se está dando. Lo importante, dice, es que los desarrolladores conozcan más los requerimientos de esta población y responsan a sus demandas.

Nancy Avendaño M.
Periodista
y profesora universitaria
nancyave@yahoo.com

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