Vehículos que rompen con lo tradicional

Y se encaminan hacia la originalidad

                   Carlos Alberto Calderón, aficionado a los carros modificados

Los vehículos se pueden modificar por rendimiento o por apariencia. Esta actividad es conocida comúnmente como tuneo, que proviene del inglés tunning , y que es una práctica empleada para personalizar el vehículo mediante modificaciones mecánicas que mejoren su rendimiento, pero también mediante cambios estéticos que le den un nuevo look a la carrocería.

Los carros abandonan la apariencia de la línea de fábrica para satisfacer el gusto de cada usuario, que debe preocuparse por legalizar modificaciones como el color o el cambio de motor, para que el vehículo circule sin problemas.

Cada vez crece más el número de aficionados al tuneo. Carlos Alberto Calderón es uno de ellos. Pertenece al Club Nissan en Guatemala, en donde a la fecha hay 850 miembros. Él atesora un Nissan 200sx-se-r, de 1996, al que le ha dedicado largas horas y considerables recursos.

Las jornadas para modificaciones son extensas. “A veces comenzamos a las 8 de la mañana y llegamos hasta la media noche. El tiempo en realidad no se siente, porque lo más importante es la sana convivencia y el compartir la afición con los amigos”, comenta Carlos a GERENCIA.

La modificación aporta prestaciones al vehículo que, sin duda, son onerosas y nunca se recuperan. Ya que cuando se vende el carro, las prestaciones no modifican su precio. “Lo que se le pone extra al carro, nadie lo paga. Yo le mejoré los frenos, pero sé que cuando lo venda me darán lo mismo que si tuviera los de fábrica”, dice Calderón. Y los costos son bastante elevados, por ejemplo, “un cambio de motor podría cotizarse desde Q8 mil hasta unos Q35 mil, y eso significa pasar de un GA16 (1,600c.c.) a un SR20 (2,000 c.c.), lo que en resultados se traduce en optimización. Es mucho más poder”, recalca el entrevistado.

Los cambios son de todo tipo. En luces, la moda son las barras led y las de Xenon, que son blancas y proveen un mejor alumbrado. En peso puede significar quitar sillones, radios, bocinas y hasta llantas de repuesto para hacerlos más livianos, sobre todo cuando son para correr, y eso implica además modificar la suspensión para lograr un centro de gravedad más bajo. En neumáticos es conseguir la adaptación a las condiciones climáticas y al camino, y para ello hay diferentes tamaños y prestaciones, tales como mejor costo, resistencia a la rodadura, manipulación, confort de marcha y agarre. Carlos comenta que hoy en día están de moda las llantas rin 15.

Así también, los carros se equipan con sistemas de audio y video personalizados según las diversas opciones en tecnología. En competencias de audio, cuenta el del volumen más alto, con la mejor calidad y definición. En motor se instalan turbocompresores, se reemplazan los filtros de aire, la palanca de cambios y se opta por los motores más potentes del mercado. Por otro lado, se pueden modificar las tuberías y escapes, para que hagan más ruido y para que liberen mejor el dióxido de carbono, lo que brinda más fuerza al motor. De hecho, algunos circulan sin mofles, ni tubería.

Calderón dice que, “cada persona modifica el vehículo a su gusto. Hay gente que solo modifica el exterior -lo estético-; hay quienes solo el motor, y hay otros que ambos. No existe una base a seguir”. Eso sí, la modificación de la carrocería se hace para competir en exposiciones como las que realiza Steve Toppe, en el autódromo Pedro Cofiño, en circuitos profesionales, como el Team Botoneta –propiedad de Jaime Kirsten- en el que se registran más de 2 mil carros”.

Modificar un vehículo es oneroso, los costos pueden redondear los 50 mil dólares.

El fan de los carros modificados cuenta que muchas veces compiten entre amigos, y lo hacen por velocidad. Pero, es enfático al recalcar que estas actividades son para personas responsables. “Se hacen competencia entre los clubes de las distintas marcas, pero dentro de la autopista y no en las calles. Los viernes y sábados es una actividad gratuita, solo se paga la entrada. De hecho, se está tratando de crear conciencia en las personas de correr solo dentro de los autódromos”. En Guatemala hay dos, Pedro Cofiño y Speed Way, en el kilómetro 75,5 de la carretera a Puerto Quetzal.

Los carros que se modifican, usualmente no son los de reciente modelo, es más común que suceda en modelos de 2005 para abajo. “Modificar un carro moderno es muy costoso por la computadora y los nuevos sistemas. Y sí se puede hacer, pero es mucho más caro”. En cuanto a marcas, “todas son aptas a modificación; sin embargo, los vehículos más modificables son los Honda, porque hacerlo es mucho más económico”, apunta.

En el país hay mecánicos expertos en modificación, también talleres de repuestos que vuelven más fácil la tarea. Pero es bastante común que los aficionados a las transformaciones aprendan sobre mecánica y hagan por sí mismos los trabajos. Calderón es de quienes gustan ensuciarse las manos, con tal de mantener afinado su vehículo.

Gracias a los carros modificados, muchas personas pueden vivir la experiencia de correr en las autopistas, ya que la diferencia entre un carro modificado y uno de fábrica especial para las carreras –como el Ferrari-, es abismal. Por ejemplo, puede ir desde 50 mil dólares (en un carro modificado) y sobrepasar la cifra de 500 mil dólares (que puede costar un carro de carreras). Y la marca es vital para quien los modifica, pues el nombre debe resonar en el corazón de cada miembro del club. Carlos dice que en su casa todos los carros son Nissan.

Las comunidades de carros modificados han crecido mucho. “Cuando entré al foro de Velocidad Máxima era algo súper pequeño, casi solo amigos. Hoy, somos más de 5 mil miembros que le dedicamos a nuestros carros todo el tiempo que se pueda”. No se duda de que estas comunidades también les dediquen todos los recursos posibles. Carlos cuenta que un amigo compró un vehículo Wolkswagen por 25 mil quetzales, y que le invirtió alrededor de 150 mil, seis veces más que su costo.

Por ello, cuando termina la vida útil del vehículo no hay más remedio que quedarse con él o venderlo por un valor simbólico; y si aún predomina la pasión, comenzar a modificar uno nuevo, ya que simplemente este fenómeno es una moda que cada día encuentra más popularidad, sobre todo en los hombres, aunque no escapa de ella más de una mujer.

Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
gileana@agg.org.gt

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