Una mamá con mucha sazón

Mi rutina empieza como la de cualquier mamá. A las 4:30 a.m. hago loncheras y desayuno para mi esposo y mis hijos. Paso dejando a mis niños al colegio y llego al hotel a comenzar mi rutina de trabajo. En la noche pasamos con mi esposo trayendo a los niños a casa de mi madre, a veces salgo a las 10 de la noche y los sábados después del mediodía, pero el domingo lo dedico a mi familia”, dice Nina Aldana, chef ejecutiva del Barceló Guatemala City.

Nina, es amante de la buena cocina. Es la responsable de un grupo que atiende a los comensales del hotel. También está a cargo de los restaurantes del Barceló y del área de banquetes que cubre 26 salones y que puede atender hasta dos mil personas en un tiempo de comida.

Después de estudiar arquitectura descubrió que su corazón y esfuerzo debían estar en la cocina, y decidió emprender su camino para ser chef, y es hasta ahora la única mujer galardonada con el Tenedor de Oro por su trayectoria en la cocina, premio otorgado por la Gremial de Restaurantes.

Cuando Nina tenía unos 11 años le gustaba ver programas de cocina, y aunque reconoce que su abuela materna era muy buena cocinera, tampoco olvida que era muy celosa con sus recetas. Su papá al ver su interés la llevó a recibir cursos de repostería al Bazar de la Olla y la Sartén. Al terminar el bachillerato en el Colegio La Asunción, Nina entró a la Universidad de San Carlos para estudiar Arquitectura durante seis años y darse cuenta de “que le hacía falta algo”. Dejó el aula mater para comenzar a estudiar cocina.

En el último año de universidad leí un anuncio de Intecap que decía: “quieres estudiar para cocinero profesional”, y yo no trabajaba y ya tenía 23 años. Me metí, pero no sabía que eran dos años de carrera y dos mil horas de práctica. Por ello, 2002 fue un año retador porque “tenía que hacer ocho horas diarias de prácticas en el Marriott y salir corriendo con el tablero, subir la camioneta e ir a la universidad”. A los ocho meses de práctica empezó su carrera como ayudante de cocina. En 2003, en Intecap hicieron un concurso para seleccionar a una estudiante que viajara al Canal Gourmet, en Argentina, Nina fue seleccionada. Dejó su cargo de ayudante de cocina, al ser nombrada Asistente Administrativa, por dos años, y trabajar de cerca con el chef ejecutivo que le enseñó a hacer la parte administrativa, el costeo, las recetas y el balance, así como el manejo de personal. Luego como Gerente de Producción se encargó de las recetas y de mantener los estándares de calidad durante año y medio. De allí pasó a ser Gerente de Cocina en los restaurantes La Vista, Kyotto, Strike y La Pérgola, además de la cocina de banquetes. Luego el Chef Ejecutivo renuncia y se queda en su cargo ocho meses. Tras ocho años de noviazgo, en 2008, Nina se casa y es nombrada Sub Chef, para encargarse de que se cumplieran los estándares en las cocinas del hotel y se convierte en la mano derecha del Chef Ejecutivo durante tres años.

En 2011, Nina esperaba a Javier, su primer hijo, cuando renunció su jefe. Al regresar del post parto la nombraron Chef Ejecutiva, cargo que ocupa hasta ahora con el apoyo de un staff de más de 80 personas. “Es un desafío, pero lo más retador es trabajar más de diez horas y tener energía para ser esposa y jugar con Javier y Adrián, de 3 y 4 años”, cuenta Nina, quien reconoce que en su casa cocina su esposo, mientras ella se encarga de los niños. “En mi hogar se cumple el refrán… en casa de herrero, cuchillo de palo”, dice con una carcajada la profesional de la cocina que gusta de la comida típica, los asados y las vísceras, y quien prefiere ir al mercado que, al supermercado.

Victoria Alvarado
Periodista
Revista GERENCIA
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