Turismo para conocer lo auténtico

Experimentar la cultura en la vida diaria es un valor agregado de Guatemala como destino turístico

En la Laguna de Chicabal se han unido los vecinos para ofrecer turismo comunitario.

Pocos días después de la erupción del volcán de Pacaya (parque nacional), la cual ocurrió en enero del presente año, los habitantes de la cabecera municipal de San Vicente Pacaya y de las comunidades cercanas encontraron una ruta de terracería que atraviesa plantaciones de café dañados por la roya, a través de los que caminaron por 45 minutos para verificar cómo la lava había ganado terreno. La travesía era una fiesta comunal con música, perros y golosinas. Unos llegaron a pie, otros en moto o vehículo de doble tracción y alguno se aventuró a llegar en un vehículo tipo sedán. Sin ninguna organización ni mediación municipal se utilizó el camino, se habilitaron parqueos en terrenos privados y se dejó evidencia de la visita al mejor estilo de Hansel y Gretel, solo que en lugar de migas de pan se dejaron bolsas y botellas plásticas.

El comité de autogestión turística de San Vicente Pacaya, al parecer ahora inexistente, tuvo mejores épocas. Hace tres años estaba organizado y entre sus logros estaba la construcción de una garita en el cruce a la cabecera municipal que ahora es utilizada como vivienda familiar. La visita al volcán de Pacaya es un recurso que las comunidades ubicadas en las faldas del volcán podrían aprovechar más para el turismo comunitario.

Concepto exitoso Se considera turismo comunitario a aquel en donde las mismas comunidades son gestoras y líderes del desarrollo turístico de su entorno y de los recursos naturales con que se cuenta, explica Rony Mejía, exdirector de la “Alianza para el turismo comunitario”. En contraposición a otros conceptos de turismo que priorizan megadestinos o destinos de sol y playa, el turismo comunitario se valora por el contacto y la convivencia del turista con la gente y con la cultura del lugar.

Este es un valor agregado que Guatemala ofrece como destino turístico y es además una alternativa no solo más inclusiva sino más sostenible “ya que la gente ve por su propio desarrollo”. Tal como explica Mejía no se trata de competir con destinos ancla como Tikal, La Antigua Guatemala o Atitlán, sino de aumentar el número de días que el turista extranjero permanece en el país. Se debe tener en cuenta que también hay un segmento de turista extranjero que valora y busca experiencias de turismo más auténticas, especializadas y personalizadas en las que “se involucren con lo que pasa con la gente del lugar”, añade Mejía.

El portafolio de actividades de turismo comunitario es extenso por las ofertas o por el tipo de actividad: montaña, avistamiento de aves, deportes extremos, caminatas por la selva, recorrido por cavernas, sitios sagrados, visita a manglares, avistamiento de manatíes, ascenso a volcanes, entre muchos.

Proyecto en ejecución César Augusto Bran es miembro del Cocode de la comunidad de Estero Lagarto (punta de Manabique), en la que su esposa Gladis Ramírez es la presidente. Esta comunidad junto a las de Chichipate, Chapín Abajo, Caxlampon, Cayo Quemado, Agua Caliente, Lagunita Salvador, Plan Grande Tatín y Plan Grande Quehueche conforman el comité de autogestión turística comunitaria de izabal. Estas comunidades, la mayoría q’eqchi’, se ubican en áreas protegidas. Cada una cuenta con proyectos turísticos en los que ofrece hospedaje, alimentación, balnearios, recorridos, guías y transporte desde Puerto Barrios.

Bran recuerda que se involucraron en el turismo gracias a que la fundación Mario Dary traía extranjeros en las lanchas de la fundación. Posteriormente, la fundación les propuso plantear el proyecto y la comunidad accedió. Gracias a este proyecto se construyó un rancho que sirve como eco hospedaje.

Las veintidós familias que conforman la comunidad se turnan para atender a los turistas, tanto para traerlos desde Puerto Barrios como para el acompañamiento como guías, la alimentación y los trayectos en lancha. Bran señala que para ellos es importante esta actividad porque les ayuda a obtener recursos y a no depender exclusivamente de la pesca, “porque se va a ir agotando y hay días que cae y días que no”. Hasta ahora, añade, luego de diez años, la experiencia les ha resultado positiva. Sin embargo señala que en los últimos dos años la cantidad de turistas ha disminuido “por la masacre de Petén y por la lancha que secuestraron hace tiempo en el río Dulce”, aunque este último evento ocurrió hace más tiempo.

Cuenta que antes de esto recibían hasta cuatro grupos al mes, pero ahora reciben una pareja cada tres meses. Agrega como un cambio positivo que ahora reciben más turistas nacionales que extranjeros. Sin embargo la violencia no es la única amenaza, Bran señala que del otro lado de la península “están talando la montaña y están metiendo ganado y van a salir por este lado y tenemos miedo de que nos obliguen a vender las tierras”, puntualiza.

Gerardo Boj es miembro de la Asociación de Agricultores Ecológicos (Asaeco), propietaria de algunos de los terrenos que circundan la laguna de Chikabal, reconocida como área protegida y centro ceremonial y religioso. Actualmente, las 35 familias de la comunidad Toj mech son las responsables en parte de la conservación del ambiente de la laguna y del volcán y de gestionar los servicios turísticos en el lugar junto con sus actividades agrícolas.

El modelo de gestión comunitaria de turismo de Chikabal incluye que la asociación cuente con personal contratado de forma permanente para las actividades de coordinación, administración, mercadeo, cocina, seguridad y guarda recursos gracias al apoyo financiero de la Fundación interamericana.

En un futuro inmediato, a decir del líder comunitario, la asociación se convertirá en empresa rural autosostenible. Las personas de la comunidad hacen turnos para cubrir las necesidades de guía de turismo, seguridad, patrullaje y guarda recursos. Boj señala que la experiencia de gestión de la laguna es importante porque ha diversificado las fuentes de empleo, ha mejorado el nivel de vida y el nivel de organización de la comunidad. Así también, reconoce como uno de los principales problemas la falta de coordinación entre el sector turístico, los operadores locales y las escuelas de español de Quetzaltenango, ya que a los estudiantes “solamente les enseñan la laguna, pero no facilitan que haya un intercambio cultural con la gente”, afirma.

La asociación gremial de turismo de Chisec (Agretuchi) se fundó en 2002 y actualmente está conformada por comunidades de los municipios de Chisec y Raxruhá (Alta Verapaz) y Sayaxché (Petén). Darío cuenta que son seis las asociaciones de la gremial que administra el sitio, “La puerta al mundo maya”, y que ofrece servicios de turismo comunitario en Candelaria Camposanto, Laguna de Sepalau, Mucbilha i, río san Simón, cuevas de Jul ia’ y B’omb’il Pek y el sitio arqueológico de Cancuén.

Cada comunidad, a través de su asociación local o de su Cocode, es la que nombra al representante para la junta directiva de la gremial y, desde hace dos años, gestionan y administran sus propios fondos, y también los servicios que prestan y los guías, por ejemplo. Es el mismo tiempo que la gremial ha dejado de recibir apoyo externo.

Las comunidades, sin embargo, no solo se dedican a la actividad turística sino también al cuidado del ambiente y la reforestación. Darío Xol señala que dedicarse a esta actividad ha traído beneficios, ya que se han construido restaurantes, ecohospedajes, salones comunales y senderos, y se han ofrecido capacitaciones. Darío coincide con lo señalado por Bran en izabal: “el número de visitas ha disminuido debido a la delincuencia en la capital, es por eso que los turistas ya no llegan hasta aquí. Antes recibíamos bastantes visitantes pero ahora solo 4 o 5 al mes o a veces ninguno”, señala haciendo la salvedad que la excepción son las cuevas de candelaria.

Turismo comunitario Conozca algunos servicios de turismo comunitario al visitar:

http://www.turismocomunitarioguatemala.com/
http://www.lagunadechicabal.com/
http://www.puertamundomaya.com.gt/
http://www.guaterafting. com/

Los entrevistados coinciden en señalar que hay poco apoyo del inguat y que hay falta de apoyo y coordinación en el sector turístico. Aunque Mejía difiere en este punto y señala que el inguat sí cuenta con una oficina de apoyo y se creó también la figura del guía comunitario de turismo. Sin embargo, focaliza como complicación la falta de un gestor que enlace la cantidad de iniciativas aisladas de turismo comunitario que hay en el país.

“Se debe considerar la vulnerabilidad ambiental de ciertos destinos y cómo se verán afectados por los efectos del cambio climático”, dice Mejía. El hecho es que, aunque a través de iniciativas como la Alianza para el turismo comunitario se realizaron acciones de capacitación y apoyo a la gestión comunitaria, todavía hace falta potenciar las iniciativas y no dejar que las experiencias exitosas decaigan. “A veces solo lo que se necesita es apoyo técnico, porque ya existe un buen liderazgo comunitario”, concluye Mejía.

Roberto M. Samayoa O.
Periodista
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.org.gt

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