Retos para superar el déficit de vivienda en Guatemala

El déficit en el país supera 1 millón doscientas mil unidades. Su desglose entre cualitativo y cuantitativo es aún más dramático

El déficit habitacional representa la diferencia entre la oferta y los requerimientos de viviendas adecuadas en la sociedad. La cifra en nuestro país es alarmante y golpea directamente a los niveles socioeconómicos más bajos. Su impacto es alto en aspectos como la salud, el desarrollo y la escasez de oportunidades y opciones de superación o movilidad social.

Según datos del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda, así como de la Cámara Guatemalteca de la Construcción, el déficit de vivienda supera el millón 200 mil. Se estima que la situación donde la persona carece absolutamente de una vivienda se encuentra en un 39%, lo que implica cerca de 500 mil casos. En tanto, el déficit cualitativo, incluye a los individuos que si bien poseen una vivienda, la misma no ofrece las condiciones mínimas para vivir en ella, pues está construida en situaciones precarias, sin los servicios básicos o están localizadas en áreas de alto riesgo que ponen en peligro la vida, la salud y el bienestar de sus habitantes. Aquí se ubican cerca de 750 mil casos, es decir un 61%.

Xavier Andrade, director de la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (Anacovi) opina que en la parte cualitativa, el problema de tener una vivienda a la que le falta piso, drenajes, sanitarios, agua potable o en donde se cocina con leña genera enfermedades gastrointestinales y pulmonares, además de deforestar. Cuando los espacios no son suficientes, hay hacinamiento, niños y niñas durmiendo en la misma habitación con los padres, abuelos, tíos, etc.

Una escena típica en viviendas que no son adecuadas o dignas son las denominadas “champas”; es decir, aquellas en donde varios núcleos familiares viven hacinados. Todos duermen y se alimentan en el mismo ambiente o habitación, el cual generalmente está construido de manera improvisada con columnas de madera, piezas de cartón o plástico y láminas de zinc oxidadas, rotas y quebradas, así como con un piso que, por lo general, es de tierra. En algunas ocasiones también cocinan en la misma área. Como difícilmente cuentan con servicio de energía eléctrica, la cocción de alimentos se hace con leña y tampoco cuentan con alumbrado. Agregado a ello, no poseen los servicios básicos de agua y saneamiento. En consecuencia, fuera de esa habitación deben buscar dónde hacer sus necesidades fisiológicas y bañarse.

“Cuando el déficit es cuantitativo, es aún más dramático. Todos necesitamos un espacio donde vivir. La Constitución de la República establece que el gobierno debe promover los medios a su alcance para facilitar el acceso a vivienda a toda la población”, enfatiza Andrade.

Es así como en Guatemala hay muchos casos más de familias olvidadas entre la urbanización y la pobreza, que se encuentran no solo en el interior de la república, sino también en los asentamientos y comunidades populares, dentro de los centros urbanos o a escasos kilómetros de ellos. Por ejemplo, los asentamientos debajo de puentes, en las riberas de ríos, alrededor del relleno sanitario en la zona 3 y un enorme, etcétera.

Desarrollo de vivienda de interés social

Hacer frente al problema del déficit vivienda representa un gran reto, que incluye generar un proyecto de certeza jurídica de la propiedad. Además, desarrollar un plan para fomentar la construcción de vivienda de interés social que integre una serie de estudios demográficos y topográficos, para evitar o disminuir la magnitud de los incidentes producidos por fenómenos como lluvias o deslizamientos. No se puede continuar construyendo viviendas precarias en suelos vulnerables.

Para avanzar en la solución del déficit de vivienda, se requiere de un trabajo mancomunado entre el gobierno y la iniciativa privada. En opinión de Xavier Andrade, el desarrollo de vivienda social en Guatemala tiene muy pocos incentivos. “Sin intervención del gobierno, en ningún país del mundo ni siquiera en las naciones desarrolladas se ha logrado combatir el déficit habitacional. Hay un segmento que necesita un poco de ayuda para lograr tener su casa. Existe otro segmento que necesita toda la ayuda posible. Para ese segmento de la población,  el gobierno debe de fomentar leyes que permitan abaratar la adquisición de vivienda”.

El desarrollador de vivienda social debe considerar principalmente el costo de la misma, su funcionalidad, que sea de una calidad adecuada, y que permita que conforme las condiciones de la familia vayan mejorando y se pueda ir ampliando. Pero, fundamentalmente, lo esencial es la accesibilidad. De nada sirve una vivienda social preciosa, si la familia no la puede adquirir.

Según el Micivi, el déficit de vivienda en Guatemala supera el millón 200 mil

Agrega que no es realista pensar que el gobierno de Guatemala podrá dotar o regalarles a todos los guatemaltecos su vivienda. El problema es que tampoco aprueba leyes que la fomentan. “Hay dos iniciativas propuesta por ANACOVI para incentivar el desarrollo de vivienda social: una es la Ley de tasas de interés preferencial y la del Fondo de Garantías Inmobiliarias (Foga)”.

Todos deben cumplir su rol

Es vital que el Fondo para la Vivienda (Fopavi) cumpla con su función de otorgar subsidio directo y facilitar el acceso al crédito a las familias en situación de pobreza y pobreza extrema que carecen de una solución habitacional adecuada. En ese sentido, es esencial que el FOPAVI incentive su Programa de Fortalecimiento a la Demanda de Vivienda Popular, y que emplee los recursos con los que cuenta única y exclusivamente para los fines para los que fue creado.

Agregado a lo anterior, aún no ha sido aprobada por parte del Congreso de la República la iniciativa de “Ley de interés preferencial para facilitar el acceso a la vivienda social”, un mecanismo transparente para reducir el déficit habitacional. Es urgente que los señores diputados la aprueben, pues con ello impulsarían la vivienda de interés social, y promoverían que aquellas familias que tienen trabajo, pero cuyos ingresos no son suficientes para obtener un crédito bancario, puedan optar a un subsidio a través de una tasa de interés preferencial. Además, esta propuesta puede ser un gran generador de empleo para el país y tener una derrama importante en otros ámbitos de la economía nacional.

De igual forma, debe concretarse la creación del Fondo de Garantía, propuesto como un apoyo al desarrollo de la construcción de vivienda mediante el acceso a créditos para la población de escasos recursos dentro de un esquema financiero certero.

En conclusión, para comenzar a atacar el problema del déficit habitacional es prioridad que los organismos Ejecutivo y Legislativo hagan lo que les corresponde para fomentar el desarrollo de vivienda social, con el fin que cada día haya más guatemaltecos con un techo propio y digno, en el cual compartan con sus familias, puedan sentirse seguros y aspirar a mejorar su salud y nivel de vida.

Esther Brol
Consejera Editorial
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.org.gt

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