Las promesas de campaña

Bajo la realidad político económica del Estado guatemalteco

La Asociación de Gerentes de Guatemala (AGG) en búsqueda de un voto consciente e informado, realizó la edición 2015 del Programa Cívico. Durante las conferencias, los candidatos electos en la primera vuelta: Jimmy Morales, del FCN, y Sandra Torres, de la UNE, presentaron su propuesta política ante los principales problemas del país. Al cierre, de la edición se encontraba en puerta el debate presidencial del 14 de octubre.

La Asociación de Gerentes de Guatemala cierra el Programa Cívico Permanente con el debate presidencial entre los candidatos que pasan a la segunda vuelta electoral. En 2015, entre Jimmy Morales, del FCN Nación, y Sandra Torres, de la UNE.

FCN, un gobierno Jimmy Morales

El candidato Morales es el favorito del sector privado de cara a la segunda vuelta, pese a que no se conoce de lleno su equipo de gobierno. En lo que concierne a temas fiscales, el candidato del Frente de Convergencia Nacional (FCN Nación) ha declarado en campaña que no subirá los impuestos, aunque si el número de pagadores de impuestos. Asimismo, afirma que el Estado debe aprender, sobre todo, a invertir mejor los recursos con los que cuenta. También se compromete con la lucha contra la corrupción, como una forma de aumentar los recursos reales y fiscales del Estado guatemalteco.

Para Morales, optimizar la recaudación de ingresos fiscales sería la solución al problema de la brecha entre ingresos y gastos del gobierno. Da la impresión de no querer endeudar más al país, pero no se compromete a no hacerlo. Agrega que, antes necesita saber si se dará la aprobación del Presupuesto en el Congreso para considerar el endeudamiento. En particular, el candidato del FCN ha dicho que la deuda flotante es una muestra de irresponsabilidad de la clase política que ha gobernado al país, también hace referencia a la gestión de obras que se reportan, pero no se hacen.

En lo que concierne a temas comerciales, Jimmy Morales habla de la importancia de la relación comercial con Estados Unidos y demás países de la región. Considera que la Alianza para la Prosperidad puede beneficiar al país de forma directa, por lo que perseguirá que se ponga en marcha la iniciativa de Estados Unidos con los países del Triángulo Norte: Guatemala, El Salvador y Honduras.

Los discursos de Morales dejan clara la apreciación del rol de libre empresa en la creación de empleo e ingresos familiares. Ha hablado sobre la necesidad de simplificar la inscripción de las empresas, pero también de su cierre, de incentivar al emprendimiento y del acceso a créditos blandos. Dado que, en su estimación, el capital en Guatemala es muy caro.

Morales afirma que la minería es necesaria para Guatemala, pero da claras señales que al sector minero les va cobrar más de lo que han pagado en el pasado por operar en el país. Asimismo, acepta la continuación de los programas sociales, aunque no de la manera que se han manejado hasta ahora, como las famosas transferencias condicionadas.

UNE, un gobierno de Sandra Torres

La candidata presidencial de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) rechaza una nueva reforma fiscal, hace referencia a la reforma fallida de Otto Pérez en 2012. UNE propone mejorar la recaudación, ampliar la base tributaria, un combate frontal al contrabando y a la corrupción, a corto plazo. Las reformas fiscales van de la mano con la transparencia y “en estos momentos para el país –por los escándalos de corrupción- no sería prudente proponer que los tributarios paguen más impuestos”, reconoce Sandra Torres.

Dada la baja formalidad económica del país, donde solo unos pocos pagan impuestos, Sandra Torres ha prometido hacer una eficiente gestión de gobierno para alcanzar la meta de recaudación que no se ha logrado.

Ligada a la pregunta anterior. En Guatemala el déficit fiscal no se ha reducido a los niveles previos a la crisis de 2009, estamos 6 años después de la crisis y en ese tiempo la deuda pública se ha incrementado de un 20% del PIB a un 26% del PIB.

Como no hay recesión económica y no se prevé para los próximos años, preguntamos a la candidata si se compromete su gobierno a un Política Fiscal de 0 déficit. Sandra Torres afirma que sería irresponsable decir que sí se lograría un balance fiscal, o sea un cero por ciento de déficit fiscal en cuatro años. La candidata propone que se haga de nuevo un gran pacto nacional, en donde todos los sectores acuerden qué país se quiere y cuánto cuesta.

Sandra Torres también ha criticado el hecho de que hay miles de millones de quetzales en préstamos sin ejecutar por falta de eficiencia y de competencia, lo que desnuda que no hay planes ni estrategias de parte de la clase gobernante en el país.

Sorpresivamente, el Plan de Gobierno de Desarrollo Económico de la UNE habla de la importancia de atraer la inversión, la contemplación de contrataciones de tiempo parcial, lo que refleja lecciones aprendidas del pasado, sobre todo la intención de acercarse de buena manera con el sector privado. La misma Sandra Torres afirmó: “la UNE está de acuerdo con la Ley del Tiempo Parcial. Algunas empresas como los bancos, ya aplican el tiempo parcial. Y esto brinda oportunidades de trabajo a jóvenes y mujeres. Deben hacerse acuerdos con los sindicatos y con los otros sectores”.

La realidad, escenario económico político imperante

La verdad es que hay una realidad ineludible que tanto Torres como Morales enfrentarían al tomar control de su gobierno: la insostenible e inviable brecha de gastos sobre ingresos públicos que ha dado paso a la mala práctica del endeudamiento interno, basado en bonos del tesoro, pagados a tasas de interés más altas y plazos de pago más cortos. El próximo gobierno entrará con un Presupuesto de Q72.432 millardos en gasto, versus Q54.5 millardos en ingresos, lo que representa un desfinanciamiento del 13.8%, brecha que se tendrá que cerrar con la adquisición de más deuda pública.

Dada la poca expectativa de que se alcance cooperación en el Congreso de la República, y la falta de una bancada dominante de parte de ambos candidatos a la Presidencia, se debe anular la esperanza de adquirir deuda externa, que sería más barata y a más largo plazo. El próximo gobierno verá la ponderación de la deuda pública interna sobre la deuda externa, factor que, de seguirse a largo plazo, sería preocupante, dados los incentivos implícitos para el gobierno de monetizar la deuda pública en la moneda nacional. Esto implicaría futuros intentos contra la independencia del Banco Central, lo que el gobierno de Otto Pérez Molina intentó hacer, al negarse a presupuestar gastos para cubrir las pérdidas operativas del Banco Central, como la ley manda.

Lo cierto es que el próximo gobierno entrará con la necesidad política y económica de aplicar medidas fuertes de austeridad fiscal. Dada la escasez de ingresos fiscales, en comparación con el gasto, una opción lógica sería recortar el gasto público. El balance sería bueno, pero la realidad política es otra.

Los pactos colectivos y los sindicatos del Estado se negarán a colaborar con la lucha contra la corrupción y en pro de la transparencia. El próximo gobierno de entrada afrontará problemas de sostenibilidad fiscal y gobernabilidad, lo que presentará retos de legitimidad a lo largo de su administración, quede quien quede.

Nicholas Virzi
Colaborador
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.org.gt

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