Las nuevas reglas del mundo laboral

Las reglas se reescriben. Lo que ayer era funcional para la productividad, hoy ya no lo es. El mundo evoluciona y aquella empresa que no se modifique conforme al cambio global, perderá espacios en el mercado.

Desperdiciar talento, eso es algo que en Guatemala se práctica como el pan nuestro de cada día.  Y eso significa no aprovechar los recursos de los que se dispone, lo que nos hace menos productivos y reduce nuestras ventajas comparativas frente al mundo.

El desperdicio de talento se da por muchas razones, empezando por el machismo. Pero a esta forma de pensar, muy latinoamericana, también se unen otros tipos de discriminación como la que tiene que ver con la edad, la de etnia o la de diversidad sexual. Y peor aún, en muchos de los casos existe una interseccionalidad entre ella, lo que agrava el problema.

Gabriela Tuch, defensora de la mujer de la PDH

Se ha comprobado que, la no inclusión y la discriminación por género son tendencias actuales contra las que se lucha en el mundo del reclutamiento de recursos humanos, en aras de explotar las habilidades del capital humano disponible. Y el mundo de hoy demanda más inclusión, por cuanto el desperdicio de fuerza laboral habilidosa solo redunda en perjuicios para la productividad de una nación.

Jóvenes e indígenas

Guatemala es un país de jóvenes. Cifras oficiales de la última Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos, de finales de 2016, dan cuenta de que el 28.8 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) está entre los 15 y los 24 años de edad. El restante 71.2 por ciento es mayor de 25 años, pero de ese grupo el 75 por ciento es menor de 40 años. Esas características son predominantes tanto a nivel metropolitano como a nivel urbano y rural.

Pero triste resulta darse cuenta de que de los 160 mil estudiantes que se gradúan cada año de la educación media, 120 mil se quedan sin la posibilidad de obtener un empleo formal. Muchos de ellos discriminados de entrada por carecer de experiencia laboral. Y, cómo tenerla, si se están graduando y apenas quieren ingresar a la PEA. Muchos de estos jóvenes podrían darle dinamismo a muchas tareas y con ello incrementar la productividad de los diferentes sectores que los absorban, pero eso no se da.

Otro tema de discriminación es el étnico. Los indígenas que pertenecen a la PEA suman el 60.2 por ciento del total de indígenas, mientras que los no indígenas son un poco más. Pero si de ocupación se trata, la diferencia es más notoria, pues los no indígenas muestran una tasa de ocupación superior a la de los indígenas.

La edad es clave para obtener un empleo, pues por lo general, se favorece a la gente joven.

Machismo y algo más

Si hay un mal que sigue afectando a la sociedad guatemalteca ese es el del machismo. Aunque no se cuenta con estadísticas actualizadas sobre estas quejas, debe reconocerse que disminuyen con el tiempo, lo cierto es que existen y dejan notar cuan impregnada de este mal está nuestra sociedad.

Gabriela Tuch, defensora de la Mujer en la Procuraduría de los Derechos Humanos, dice que hablar de los derechos laborales es un tema interesante en Guatemala si se parte de que el Código de Trabajo no ha sido modificado desde hace muchísimos años. Y aunque se ha avanzado, Tuch reconoce que todavía falta mucho por hacer.

“Históricamente las mujeres estamos socialmente en desventaja para acceder al empleo”, asegura la defensora. Pero los números hablan por sí mismos y las estadísticas dicen que la tasa de desempleo es mayor entre las mujeres, aun cuando en términos absolutos hay más mujeres que hombres. Además, no es ningún mito sino una realidad que los ingresos económicos por los que se remunera una actividad productiva suelen ser mayores para un hombre que para una mujer, con una diferencia estimada de hasta Q400. Tuch se queja de que a las mujeres se les pregunte dentro de una entrevista laboral, si se encuentran en edad fértil, pues quiere decir que las mujeres son discriminadas por el simple hecho de estar en un momento de poder procrear. Quizás la respuesta esté en que una mujer embarazada termina con derecho legal de ausentarse del trabajo hasta por cerca de 90 días hábiles, dejando a la empresa para que labora sin la posibilidad de contratar un sustituto. Ningún empresario se atreve a aceptarlo públicamente, pero en corrillos muchos lo comentan y dejan ver su inconformidad.

El colmo al que se ha llegado en términos de contratación laboral es a la discriminación por área geográfica de residencia de un aspirante. Por ejemplo, dice Tuch, si se es de la zona 18, seguro ya tendrá puntos menos en la posibilidad de obtener un empleo, por muy hábil o talentoso que se sea para ocupar el puesto.

A este tipo de bloqueos se suma el que se presenta por la orientación sexual de quien aspira a un empleo. Si se es gay o lesbiana, seguro que también se reducen la posibilidad de obtener el trabajo. Y más aún si se llega a determinar que alguien ha sido declarado VIH positivo.

La discriminación se da, incluso, en quienes gozan de capacidades diferentes

Incluso hay discriminación para quienes gozan de capacidades diferentes. Andar con muletas permanentes, movilizarse en silla de ruedas, ser no vidente, sordomudo o padecer de enanismo son seguramente obstáculos para obtener un trabajo. “Seguramente, los talentos son desperdiciados y sería interesante conocer el impacto económico que ello tiene en el Estado y las empresas, pues probablemente podrían ser trabajadores muy productivos, pero son desechados por sus condiciones”, dice Tuch, quien también fue en la PDH la primera defensora de los derechos gay-lésbicos.

Las estadísticas sobre este tipo de situaciones no son las más confiables. Primero, porque no registran todos los casos, pues se está sujeto a la denuncia y no todos lo hacen al sentirse discriminados. Y, segundo, porque Guatemala es un país con débiles y hasta inexistentes sistemas de información y cuantificación de datos.

Diversidad e inclusión

Este es un tema poco discutido, pero que en los estudios más recientes sobre capital humano comienza a cobrar importancia. El último estudio sobre Tendencias Globales de Capital Humano 2017 asegura que hoy día existen 10 tendencias que están marcando el rumbo del reclutamiento de personal en la era actual.Y la diversidad e inclusión es una de ellas. Según el estudio de Deloitte University, estos dos conceptos se han convertido en un tema a nivel Chief Executive Officer (CEO). El estudio asegura que hoy día las organizaciones líderes en el mundo consideran que deben convertirse en una estrategia integrada en la experiencia del empleado.

Adolfo Rodas, de Deloitte Centroamérica

Para este año, la encuesta reveló que la proporción de ejecutivos que en Guatemala mencionaron la inclusión como prioridad, ha aumentado un 32 por ciento en comparación con la encuesta de 2014. Es de destacar también que, más de dos tercios (69 por ciento) de los ejecutivos califican la diversidad y la inclusión como temas importantes de debate. También subió el número de empresas con un mejoramiento en la captación de diversidad de género, rubro que alcanzó un 72 por ciento.

Pero, qué hace que este se convierta en un tema sensible. Pues varias condiciones. Una de ellas es el ambiente político global, que ha elevado la sensibilidad del empleado en torno a la diversidad e inclusión, por temas de inmigración, nacionalismo o miedo al terrorismo. También porque las empresas han ido cayendo en la cuenta de que su globalidad no puede tener límites de género, grupos generacionales o religiosidad, pues eso puede interrumpir su crecimiento. También porque existen estudios que demuestran que, aquellas empresas que han dejado de lado las exclusiones, siempre logran superar a sus pares.

En el tema de la paga, se habla de la igualdad para ambos géneros, porque eso aumenta la competitividad y, por último, porque temas como la edad, las trayectorias de carrera y la transición de vida se están volviendo más importantes para conseguir mejores talentos para el desempeño de los puestos.

En términos de reclutamiento, un 51 por ciento de las empresas encuestadas en Guatemala se consideran aún no preparadas para funcionar conforme a las nuevas demandas del futuro en términos de reclutamiento de personal. Mientras, un 49 por ciento no se consideran preparadas para funcionar como lo deben hacer las organizaciones del futuro.

«Históricamente las mujeres estamos socialmente en desventaja para acceder al empleo», dice Gabriela Tuch. Y agrega que, las estadísticas confirman que la tasa de desempleo es mayor entre mujeres, aún cuando hay mas que hombres.

El cambio tecnológico

Uno de los aspectos más incidentales en la evolución de las tendencias para el reclutamiento de personal está siendo el desarrollo tecnológico. El uso de herramientas físicas o dispositivos para las tareas laborales se está convirtiendo en un punto clave para la contratación de personal. Y aquí los jóvenes están cobrando importancia frente a las generaciones más antiguas.

En Guatemala, por ejemplo, según el estudio de Deloitte, el 56 por ciento de la fuerza laboral más participativa en la producción pertenece a la generación de los millennials, ese grupo de jóvenes de entre los 22 y los 35 años que disponen de un teléfono inteligente y se mantienen en contacto con sus amigos a través de las redes sociales.

Otro 36 por ciento son los pertenecientes a la generación X, ese grupo de personas nacidas a principios de la década de los 60, en el siglo pasado. Mientras que solo un 8 por ciento son Baby Boomers; es decir, personas adultas nacidas en los años 40, cuando la tecnología moderna comenzaba a dar sus primeros pasos.

Todo este movimiento de cambio hacia el mayor uso y explotación de la tecnología en los procesos productivos, también hace que las empresas vayan disminuyendo sus tendencias discriminatorias y más bien se suban al avión de la inclusión, donde los talentos se miden por igual y solo vale el que mejor desempeño demuestre.

Adolfo Rodas, de Deloitte Centroamérica, asegura que las tendencias son irreversibles. La diversidad y el género, así como la inclusión y la juventud, son tendencias que le están dando al mundo laboral un nuevo giro y también un nuevo brillo. El que no lo entienda así, se irá estancando en su propia época y perderá espacios en el mercado moderno, no digamos en el del futuro, dice Rodas.

Y aunque Guatemala es de los países que casi siempre caminan a la zaga de los países desarrollados, en términos de desarrollo tecnológico no es mucha la brecha. Pero lo que sí está costando, es cortar esas conexiones que nos unen al pasado de machismo y nos complican ingresar en la era de la inclusión.

En Guatemala, el 56 por ciento de la fuerza laboral más participativa en la producción pertenece a la generación de los millennials, jóvenes entre los 22 y 35 años

Pero pasos se han dado y se siguen dando. Hoy día muchas mujeres ya ocupan cargos de mucha importancia y jerarquía en empresas de alto nivel productivo. Ya hay muchas mujeres CEO, hay muchos jóvenes que poco a poco se van introduciendo con fuerza en el campo laboral y también se han ido rompiendo esquemas de discriminación étnica.

Los cambios no son fáciles, pero conforme el tiempo avanza, se hacen necesarios y hasta indispensables. Así, poco a poco se debe ir entendiendo qué espacio debe haber para todos, pues siempre hay tareas que desempeñar en las que cada quien tiene sus potencialidades, su experiencia y sus destrezas muy particulares que los hacen únicos para desarrollarlas.

Si las empresas logran determinar esas características, sus reclutadores de recurso humano sabrán darle su valor a cada quien y así mejorarán, en definitiva, los niveles de productividad de sus negocios y les darán un plus a sus ventajas competitivas frente al resto de la competencia local, pero también ante la fuerte competencia del mundo.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Profesor Universitario
cmoralesmonzon@yahoo.com

 

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