Internet e interacción: redes que crecen, pero con timidez

El uso de dispositivos móviles se ha vuelto común entre los guatemaltecos. Y la interacción por redes sociales crece tanto como la producción de software. Pero, otros países lo están haciendo mejor que nosotros.

El mundo está en la era digital, y Guatemala no escapa a ello. Aunque las cifras no son igual de impresionantes para las zonas rurales que para las urbanas, el incremento en el uso de nuevas tecnologías sí se deja notar.

Hasta hace una década y media, los guatemaltecos aún no pensaban en que podrían interactuar con el resto del mundo de una forma tan rápida y eficiente. Era de alguna manera impensable que en lugar de ir a hacer cola a un banco para operar una transferencia monetaria, se pudiera tomar un teléfono, abrir una aplicación y listo. O bien,
hacer el pago de un servicio como la energía eléctrica o el mismo teléfono.

Las condiciones operativas, gracias a la tecnología, han variado sustancialmente. Somos parte de un nuevo mundo y cada vez nos parecemos más a aquella caricatura de los años 80: Los Supersónicos. Podemos tener conversaciones con video llamadas, movilizarnos en algunos sitios a través de bandas transportadoras o escuchar la radio o ver la televisión desde el teléfono móvil.

Es más, podemos comunicarnos con alguien en tiempo real, a través de conversaciones escritas conocidas como chat, de extremo a extremo del planeta, sin problema alguno.

Lo único que no hemos podido hacer es teletransportarnos, como en Viaje a las Estrellas,
pero seguro un día de estos se podrá. Para el hombre, sus retos y su constante cambio tecnológico nada se ha hecho imposible y cada vez es más acelerado el progreso que se alcanza en materia de desarrollo tecnificado.

Los estudios 

Los pensadores de la antigüedad que plantearon el estudio de la dialéctica como proceso de cambio, no se equivocaron. Todo cambia constantemente y eso es inevitable. Cambia la humanidad, sus formas de interacción y, por supuesto, sus herramientas. Y la tecnología es una muestra palpable de ello.

El último análisis de iLifeBelt, una empresa dedicada al estudio del crecimiento de la tecnología en Centroamérica y República Dominicana, nos da pruebas de todo lo anteriormente expuesto.

En mayo de este año, es decir apenas hace 4 meses, iLifeBelt efectuó su último estudio. Uno de los descubrimientos fue el notable crecimiento en el uso de los dispositivos móviles. A nivel global, durante el primer semestre de 2016, se vendieron 349 millones de smartphones, lo que significó un 3.9 por ciento con relación al mismo período del año anterior. Y si de marcas se trata, Samsung, Apple y Huawei ocupan los primeros tres lugares, con diferencias notorias entre sí y acumulando en conjunto al 46.3 por ciento del mercado.

Y si hablamos de plataformas, Android OS es la que ha mejorado su propia marca y restado el crecimiento de otras. Esta plataforma se utiliza en el 82.8% de los dispositivos móviles contra un 14.5% de la IOS y 1.9% de Windows OS. En 2015 la relación era de 58.2% para Android, 20.3% para IOS y 7.8 para Windows OS, lo que refleja un crecimiento de la primera contra una caída de las otras dos.

Tan impactante ha resultado el uso de dispositivos Smartphone que ya se ha vuelto común que los usuarios de la región centroamericana padezcan de un trastorno conocido como Phantom Vibration Syndrome (PVS), el cual consiste en que el usuario siente que su dispositivo vibra aunque no sea así. El estudio asegura que el 88.5% de los usuarios afirma haber sufrido síntomas del PVS.

Pero allí no se quedan los descubrimientos de iLifeBelt. En su estudio también se confirma un incremento en los jóvenes con acceso a internet y al uso de redes sociales. Los jóvenes de entre 21 y 30 años han sido los más significativos en esta característica.
Han pasado de un 29.7% en 2015 a un 35.5% en 2016. Los rangos de mayor edad, en cambio han sufrido caídas, leves, pero con tendencia hacia la baja en todos los casos. El segmento de entre 12 y 20 años también creció, aunque apenas medio punto porcentual.

Otro aspecto a resaltar es que el uso de las redes sociales, en términos de género, ha variado. Hasta hace unos años la mayor cantidad de usuarios era de varones. Hoy día son las mujeres las más dadas al uso de estos sistemas de interacción. Los usuarios centroamericanos de redes sociales se integran con el 51% de mujeres y 49% de hombres. La carga para este cambio recae en países como Honduras, Costa Rica, Panamá y República Dominicana, pues en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, siguen siendo los hombres los mayores usuarios.

Es de hacer notar que el internet y principalmente las redes sociales, se han ido convirtiendo, con el transcurrir del tiempo, en la fuente principal de información de los usuarios. Estas cifras han pasado del 72% en 2014 a 88.3% en 2016.

Édgar Santos, director comercial de BDG.

Y si de problemas se trata, la velocidad de conexión es de lo que más reniegan los usuarios centroamericanos, un problema que no han podido superar en su totalidad los proveedores de estos servicios, aunque han logrado reducir el número de inconformes.

El uso de las redes sociales y el correo electrónico son quizás los dos servicios del internet que más utilizan los centroamericanos. Y entre estos dos, levemente saca ventaja el uso del correo electrónico. No obstante, el uso de los chat como mecanismos de interacción, crece rápidamente.

El servicio que más ha crecido es el de Whatsapp, pasando de 63.6% en 2015 a 86.6% en 2016. Aunque eso no ha sido suficiente para bajar del podio principal a Facebook, la red social de mayor penetración e impacto en la región centroamericana.

El caso de Twitter es interesante, pues lejos de crecer ha caído y notoriamente, algo que en el caso particular de Guatemala no se ha visto tan marcado, pues ha sido un nicho que la sociedad como tal ha usado para muchos fines, incluido el político.

Crecemos, pero no tanto

Edgar Santos, director comercial de BDG, una empresa oferente de servicios
tecnológicos dentro y fuera del país, confirma la tendencia marcada por iLifeBelt. Santos ratifica que los teléfonos inteligentes están tomando la delantera en el desarrollo tecnológico del país.

«Guatemala tiene más teléfonos que habitantes. Más celulares que teléfonos. Y entre los celulares, más teléfonos inteligentes». dice Santos. Para este conocedor del tema, entre el 30 y 40% de los guatemaltecos posee un celular inteligente. Y la tendencia es de crecimiento, pues este tipo de aparatos cada vez son más baratos y, por tanto, de más fácil acceso para todos.

La tecnología le facilita las compras a los clientes; incrementa el volumen de ventas a las empresas, y reduce los costos de operación

Guatemala está, según el World Economic Forum en el Top 5 de los lugares de competencia en internet. Y en términos de industria de software la mejora ha sido notoria. Actualmente en el país existen unas 35 empresas exportadoras de software. Y es que en este país, dice Santos, nos hemos dedicado a desarrollar infinidad de aplicaciones para facilitar la vida de las personas y su interacción con las empresas.

Los bancos son un ejemplo de crecimiento en este sentido. Todo se puede hacer hoy en día a través de un teléfono.

Hasta pedir comida sin tener que hacer una llamada telefónica, ya es parte de la vida de los guatemaltecos. Ingresan a una aplicación en donde aparece el menú del restaurante y así se hace un pedido que luego llegará al lugar que el usuario indique.

Lo interesante del software y la tecnología es que sirve para ambos lados del acto de la comercialización, a los clientes les facilita la compra y a las empresas les incrementa las ventas y les reduce los costos de operación.

Quizás el problema, según Santos, se centre en que muchas de las decisiones pasan por las gerencias de finanzas y estas, por mero concepto, siempre buscan el ahorro y la reducción de costos. Y eso se ve reflejado en que la demanda de aplicaciones para mejorar la productividad empresarial aún es reducida en Guatemala.

Pocas empresas se han lanzado a la utilización formal de aplicaciones para la atención de sus clientes. Los más avanzados en ese campo son los bancos y algunos restaurantes, pero el resto de sectores aún trabajan con timidez en incursionar en este campo.

Las fotografías muestran el antes y el hoy.  La generación que creció sin internet, jugando al escondite, arrancacebollas y tenta; y la de hoy, que no es capaz de imaginar el mundo sin internet y sin redes sociales.

Por supuesto que Santos reconoce que eso no es algo que suceda en todo el territorio nacional, pues en realidad se trata de procesos muy urbanos. Pero eso, dice, es un problema del país, no del desarrollo de los software, pues estos pueden usarse en cualquier sitio.

Los indicadores mundiales dicen que podríamos estar mejor. El último Índice de Disponibilidad de Redes del World Economic Forum, nos posiciona en el puesto 107, pero en 2015 estuvimos en el 101 y en 2014 en el 102. Eso significa que retrocedimos.

Somos la última generación que puede hablar de que vivió sin internet. Jugábamos escondite, arranca cebollas, vivimos sin teléfonos móviles y podemos concebir el mundo sin estos avances de la tecnología. Pero la nuevas generaciones ya no. Serán incapaces de pensar el mundo sin acceso a internet y sin las redes sociales. Para ellos las cosas
serán digitales o no podrán existir.

Los medios de comunicación también han debido cambiar sus estrategias de información.  Las primicias muchas veces se las lleva el público.

Prueba del avance, según Santos, es que hasta los medios de comunicación se han visto orillados a cambiar sus estrategias de información. Antes todos se vendían como los primeros en informar. Incluso hoy día en el país los medios se venden de esa forma, principalmente los llamados electrónicos. Pero en el resto del mundo la cosa ha cambiado. CNN, por ejemplo, dejó de decir que son los primeros en informar para venderse como los más confiables. ¿Por qué? Pues, porque ahora tienen a las redes sociales como su principal competencia en términos de inmediatez y es casi imposible que sean los primeros en informar. Tendrían que tener corresponsales en cada uno de los puntos geográficos del mundo y eso sería muy costoso operativamente. Entonces, es mejor venderse como los más confiables, porque contrastan y confirman lo que publican, mientras que en las redes sociales casi nadie lo hace. Cualquiera se entera de algo y de
inmediato lo sube a alguna red.

Las barbas, entonces, deben ponerse en remojo. Aunque crecemos, hay otros que lo hacen mejor que nosotros en el mundo y eso debe hacernos reflexionar. Guatemala y los guatemaltecos contamos con un potencial increíble, pero hay que saberlo explotar. De lo contrario, nos mantendremos siempre a la cola del conjunto de las naciones, sin que las oportunidades crezcan para hacernos una mejor nación.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Profesor Universitario
cmoralesmonzon@yahoo.com

 

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