Gobierno de Jimmy Morales, camino de rosas, pero espinado

La carrera política de Jimmy Morales creció como la espuma. Pero sus retos no son nada fáciles de sortear

James Ernesto Morales Cabrera es el quincuagésimo Presidente de Guatemala a partir del 14 de enero de 2016.

Las cosas no están fáciles para el gobierno de Jimmy Morales. Aunque cuenta con un apoyo popular mayor que el de cualquier otro mandatario de la nueva era democrática, incluso más allá del que tuvo Vinicio Cerezo, también son altas las expectativas que sobre su gobierno existen y eso hace peligroso su transitar en la toma de decisiones.

La economía y las finanzas públicas quizás sean sus peores enemigos. Pues la escasa recaudación tributaria y una crecida desconfianza poblacional en el pago de impuestos harán que los ingresos del Estado sean mínimos e incapaces de alcanzar para cubrir las necesidades sociales.

A ello debe agregarse que muchas de las reformas que se espera realice, deben contar con el apoyo del legislativo, un poder en el que su influencia es apenas del 6 por ciento sobre el total de los diputados, con la agregada mala estrella de que si negocia con otras agrupaciones, muchos sectores podrían achacarle la cesión de espacios a los políticos tradicionales, calificados de corruptos.

En fin, como dirían las abuelitas, Jimmy Morales parece estar metido en una camisa de once varas o en un camino minado, en el que cada paso que dé, debe estar bien pensado. De lo contrario, una fuerte explosión puede terminar con su corta, pero ascendente carrera política.

Sin embargo, debe quedar claro que estas no son las únicas piedras en el zapato del nuevo gobernante, pues la justicia y la violencia son otro par de dolores de cabeza que pueden llegar a convertirse en fuertes jaquecas o hasta en derrames cerebrales si no los logra controlar adecuadamente.

Sin dinero

Bajísimos niveles de recaudación serán la constante del nuevo gobierno y eso hará que sus proyectos no caminen adecuadamente. Y a juicio del analista Édgar Ortiz, ese es uno de sus primeros retos, mejorar la recaudación, con el cuidado de no lesionar el atractivo empresarial para la inversión.

Es importantísimo, dice Ortiz, ampliar la base tributaria, pues si no lo hace enfrentará un problema fiscal y financiero fuerte, sin contar con que también ahuyentará los capitales.

Para explicar de mejor manera el problema, Ortiz cuenta que en países como Estados Unidos el 8 por ciento de los ingresos fiscales es generado por las empresas. En Guatemala, en cambio, son más del 30 por ciento los ingresos totales que provienen del sector privado.

En esas condiciones, Jimmy Morales, a criterio de Ortiz, debe estar consciente de lo difícil que será para él concluir sus 4 años de gobierno, pues la gente no anda buscando quién se las debe sino quien se las paga. Peor aún, si se toma en cuenta que el Estado es complejo y los problemas no se pueden solucionar de la noche a la mañana. A pesar de ese razonamiento, la gente esperará que muchas situaciones se solucionen en tres meses, lo que será virtualmente imposible.

Así las cosas, Ortiz considera que el futuro del nuevo gobierno estará basado en que no suceda ningún imprevisto y que él no cometa ningún error.


Carlos Mendoza, analista económico.


Édgar Ortiz, analista económico.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos Mendoza, otro reconocido analista, concuerda con Ortiz en que el reto número uno de Morales será cómo mejorar la recaudación tributaria. Y aunque el panorama se ve complicado, Mendoza considera que la coyuntura actual es una oportunidad para el mandatario entrante, porque él ganó con el apoyo popular en un ambiente de lucha ciudadana contra la corrupción. Así es que, si él sabe manejar la situación y el discurso, puede ejecutar acciones que tiendan a incrementar la recaudación de tributos.

Un poco del problema de Jimmy Morales es que sus ventajas también se convierten en desventajas. Por ejemplo, ganó por ser considerado por el pueblo como un outsider de la política y eso le significó un amplio apoyo popular. Sin embargo, eso también es una desventaja, pues aumenta la expectativa que hay sobre él y sus acciones, por lo que debe caminar con pies de plomo para no cometer el menor error que pueda costarle reclamos y exigencias populares.

En tales condiciones, según Mendoza, el primer desafío de Morales será montar un gabinete que goce de credibilidad ante la ciudadanía, pero ante todo frente al sector privado.

La justicia y la violencia

Dos temas que también están en la picota de la opinión pública son el de la justicia y el de la violencia. Pero Mendoza insiste en que todo dependerá del manejo que Morales y su equipo le den a las situaciones que vayan presentándose. En el tema de la justicia, por ejemplo, cree que el nuevo gobierno debe decantarse por una reforma judicial que esté basada fundamentalmente en la reforma del sistema de comisiones de postulación y en la carrera administrativa.

El analista también está de acuerdo con crear el impuesto para la justicia, pues es el sector que ha demostrado eficiencia en su accionar en contra de la corrupción y a favor de la transparencia. Que el empresariado diga que primero quiere ver la eficiencia y luego discutir el impuesto es para Mendoza una falacia, pues está comprobado en estos últimos meses que el sector justicia ha demostrado eficiencia.

Y el último tema que Morales deberá enfrentar es el de la violencia. Más, cuando las expectativas de los números, aunque con una mala percepción pública, sí han caminado hacia la baja. En los últimos ocho años, la caída en la tasa de homicidios ha sido más que evidente. De 46 por cada 100 mil habitantes, la tasa terminó 2015 en 30.

Lo ideal, para considerarnos un país pacífico, sería estar en un indicador de un dígito. “Pero eso es muy difícil”, acepta Mendoza. Por eso dice que, con que llegáramos a 15 a finales del gobierno de Jimmy Morales, sería esperanzador.

Como se ve, Morales no la tiene fácil. Gobernará dentro de un panorama favorable, por la confianza que adquirió, pero en un terreno escabroso que le dificultará caminar con comodidad. Puesto que, con un pequeño resbalón puede caer hasta el fondo de un precipicio, y terminar de un romplón con su corta pero ascendente carrera política.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Consultor
Revista GERENCIA
cmoralesmonzon@yahoo.com

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