Emprendedora de la música

Extrovertida, inquieta, alegre, positiva, agradecida y bendecida, esa es la imagen que proyecta Stephanie Zelaya Río-Nevado. La cantautora guatemalteca que a los tres años coreaba canciones con su abuelo, Jesús Río-Nevado, y hacía pequeñas presentaciones en la sala familiar.

A los seis años, Stephanie se presentó por primera vez como cantante. Pero, en la boda de su tía, en donde a dueto interpretó Eres tú, un éxito del extinto Mocedades. Seguramente, estas experiencias impactaron su futuro, tanto como el fallecimiento de su abuelo, a quien perdió al cumplir ocho años.

Según cuenta, la música la hacía sentir cerca de él, por eso comenzó a refugiarse en los sonidos armónicos de los géneros pop, latino, jazz, rock, clásico y hasta flamenco. Ambiente que también la colocó en presentaciones de teatro musical. Así, formaron parte de su repertorio los artistas y géneros que influenciaron la que hoy es su propia música.

Stephanie formó parte del Coro de Niños de Guatemala, del que también fue solista. Y a los nueve años, de la mano de Angélica Rosa, incursionó en la ópera, lo que le permitió añadir a su experiencia interpretaciones como Traviatta, The Laughing Song o Die Fledermaus.

Artistas como Celine Dion, Tina Turner, Laura Pausini, Shakira en sus inicios y Alejandro Sanz, por mencionar algunos, han sido influencias positivas en la carrera artística de Stephanie. Durante el camino recorrido ha podido atesorar medallas y honrosos primeros lugares en concursos de talento.

En el Berklee College of Music aprendió a expresarse con el piano y, así acompañar su creatividad para escribir poemas y canciones, lo que hacía desde muy corta edad. Stephanie también ha sido muy exitosa en el ámbito académico, se graduó Summa Cum Laude de Administradora de Empresas con especialización en Emprendimiento, en la Universidad Francisco Marroquín, y también asistió al Manhattan School of Music, de Nueva York.

Dentro de sus logros personales se encuentra haber viajado sola al extranjero para formarse como artista independiente. Para financiar su primer disco realizó una campaña en internet, en donde un donante anónimo la sorprendió con su apoyo. Quiso descubrir de quién se trataba y por qué le tenía tanta fe. Para su asombro, esa persona era su hermano menor, quien envió todos sus ahorros porque está convencido de la entereza de Stephanie, de dedicarse a la música. Así lo está también su familia y su novio, quienes siempre la apoyan de diversas formas.

Stephanie ha escrito cientos de canciones, pero once fueron las elegidas para formar parte de la producción discográfica Toca esperar, un sencillo que se suma a Un viaje, Reflejo del hoy y Traigo un corazón, producidos con un presupuesto limitado, pero con mucho empeño y ayuda de la gente que ha creído en su talento, y con la que hoy aporta un producto de gran calidad

Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
gileana@agg.com.gt

También podría gustarte