Ejemplos de vida que inspiran


Esther Brol

Por segundo año, GERENCIA dedica una edición especial a la mujer, que nos permite conocer un poco más sobre algunas compatriotas cuyos rostros son familiares por su sobresaliente participación en instancias artísticas, culturales, deportivas o profesionales, y cuyas historias, aunque a veces desconocidas, son francamente inspiradoras.

Todas ellas  comparten ciertos denominadores en común aunque se dediquen a actividades diversas. Todas son lideresas positivas que han logrado destacarse y salir adelante con base en mucho esfuerzo, perseverancia, preparación, contar con un objetivo definido, basar su trayectoria en valores sólidos y poseer la fuerza para levantarse después de cada caída, aunque éstas sean muchas y muy dolorosas.

El camino que la mujer guatemalteca ha debido recorrer para encontrarse en donde está, no ha sido fácil. De hecho, sigue siendo una pendiente empinada, sobre todo para la fémina proveniente de un nivel socioeconómico bajo y, más aún, indígena. Al respecto, un estudio de FLACSO indica que las mujeres guatemaltecas son mayoritariamente rurales (60%), principalmente jóvenes (el 65% menor de 25 años) y la mitad indígena. Afirma también que se emparejan muy temprano,  que alcanzan un elevado número de hijos (superan los cinco) y que más de tres cuartos viven en condiciones de grave pobreza. Sus condiciones de salud son acentuadamente deficientes, con una fuerte morbilidad y agudos problemas de salud materno-infantil. Presentan una elevada tasa de analfabetismo (47%), una tasa de escolarización baja (50%) y un acceso mínimo (1,1%) a la universidad.

Aunque en los libros de historia se destaca la participación de Dolores Bedoya en el movimiento político de 1821, fue hasta 1945 cuando las mujeres alfabetas guatemaltecas pudieron votar. A partir de 1965, el derecho al voto se extendió a todas las damas mayores de 18 años y fue por primera vez en 1985 cuando en el artículo 4 de la Constitución Política de la República, se menciona en el marco legal a la mujer: “Libertad e igualdad. En Guatemala todos los seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos. El hombre y la mujer, cualquiera que sea su estado civil, tienen iguales oportunidades y responsabilidades. Ninguna persona puede ser sometida a servidumbre ni a otra condición que menoscabe su dignidad…”. Por ello, podemos afirmar que el ejercicio de funciones públicas y de representatividad es relativamente nuevo para las chapinas.

Aún hay mucho camino por recorrer y el vehículo que poseemos para seguir avanzando es ejercer nuestra ciudadanía plena. Las guatemaltecas debemos reconocer y entender los derechos y obligaciones que poseemos dentro de la sociedad y, en consecuencia, participar activamente en los procesos que en ella se dan, así como luchar contra flagelos inadmisibles de los que muchas aún son víctimas: violencia intrafamiliar, abuso sexual y la tan temida y creciente trata de personas, por mencionar algunos.

Lo anterior no significa que las mujeres seamos superiores a la ley o que seamos merecedoras de privilegios por nuestra condición de género. Por el contrario, al igual que el resto de la ciudadanía, debemos sujetarnos a la ley y buscar aquellos espacios que nos permitan incidencia constructiva. Hacer lo contrario destruiría todos los logros de que hoy disfrutamos.

Es así como ahora, en esta edición de GERENCIA, conoceremos las inspiradoras historias de loables mujeres. Gracias a todas por continuar abriendo brecha en el camino que nos toca recorrer.

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