Dicen no a la devaluación

El tipo de cambio se ha vuelto un tema de pasillos y rumores. De un tiempo acá, pero más específicamente de principios de enero a la fecha, mucho se ha especulado sobre una presunta devaluación del quetzal, supuestamente impulsada por el gobierno de la República.

Para quienes saben del tema, no pasa de ser un rumor, pues aseguran que para hacerlo las autoridades tendrían que modificar La política monetaria, cambiaria y crediticia. En la actualidad, el tipo de cambio funciona básicamente bajo la norma de libre mercado, en función de la oferta y la demanda de divisas. Pero para quienes han hecho circular la especie de la posible devaluación, el fondo del asunto sería beneficiar al sector exportador, que recibiría más quetzales por cada dólar que le sea pagado en sus ventas al exterior.

Todos tienen un poco de razón en sus argumentaciones, pero la realidad parece ser otra. El propio ministro de Finanzas Públicas, a quien se señalaría de ser de los promotores de la medida, niega la especie y en voz baja no deja totalmente de lado el hecho de que, en su criterio, tampoco sería una idea tan descabellada, pero reconoce que poco factible de poner en práctica en este momento. Dicen no a la devaluación Que la mano invisible siga vigente.

La voz académica

De acuerdo con el economista Ramón Parellada, provocar la devaluación sí que generaría un problema, pues se alteraría la política cambiaria. Pero si la depreciación fuera producto de los movimientos del mercado, entonces la situación no sería de preocuparse, según él.

Parellada dice que es errónea la creencia del sector exportador sobre que sea conveniente devaluar la moneda frente al dólar. De acuerdo con las argumentaciones del analista, aunque en el momento que se dé la presunta devaluación los exportadores recibirían más quetzales, el ingreso de esos dólares que generen ellos mismos haría que la moneda nacional vuelva a apreciarse por simple lógica de mercado. Para el profesional de la economía lo que procede es que el sector exportador busque la manera de ser más competitivo, pero a través de generar formas de ser más productivos y no a través de la devaluación del quetzal.

En Guatemala, afirma, el mercado cambiario es libre y así debiera continuar, pues de lo contrario se provocaría distorsiones nada favorables para la economía local.

Debe tomarse en cuenta que en el país existen otros elementos que hacen que el quetzal se aprecie. Uno de ellos es el continuo endeudamiento externo que no hace sino ingresar dólares que se suman a la oferta de divisas. Por eso es que en opinión de Parellada, el objetivo del Banguat debiera estar centrado en supervisar que el mercado no tenga alteraciones malintencionadas y genere un precio real para la moneda nacional.

De hecho, la política cambiaria así lo establece y, en parte, es lo que ha permitido que el mercado funcione.

La voz de la experiencia

Sergio de la Torre, empresario y ex ministro de Economía, no duda en manifestar que, para él, el tipo de cambio “no puede ni debe cambiarse”.

El ex funcionario es un fiel creyente del mercado y considera que, hasta la fecha, este ha funcionado como se debe.

La política monetaria, cambiaria y crediticia establece las guías por las que deben moverse los indicadores y alterarlas, según De la Torre, sería inapropiado para el mercado. De dicha cuenta, devaluar el quetzal de manera arbitraria no es posible en términos legales.

Y si del deber ser se trata, De la Torre apunta que tampoco debe hacerse, pues lo mejor para el país es permitir que sean las fuerzas de la oferta y la demanda las que determinen el precio de la moneda nacional frente al dólar estadounidense.

“Tenemos una política de metas de inflación establecida, desde hace ya varios años, en 4 por ciento, más menos 1. Por eso debe quedar claro que no se puede hacer una devaluación deliberada y tampoco se debe hacer”, afirma.

Esta política le ha dado muy buenos réditos al país, pues ha quedado demostrado que en los últimos años se han registrado tasas inflacionarias inferiores a la meta, lo cual nos haría suponer que si se mal interviene en la aplicación de alguno de los indicadores que la política maneja, los resultados no necesariamente serán positivos.

De la Torre comparte con Parellada el hecho de que para devaluar la moneda se tendría que modificar la Política Monetaria, Cambiaria y Crediticia y eso podría tener sus efectos en la estabilidad macroeconómica, pues esta es como la salud, solo se aprecia cuando se pierde.

Lo que sí advierte el entrevistado es la necesidad de relajar la política, no cambiarla. Ello porque, según él, la política actual sirve de motivador al banco central para tener dinero en sus bóvedas, producto de las operaciones de mercado abierto que pone en acción para controlar la inflación.

Pero, “en una situación como la actual, cuando no hay presiones inflacionarias, los precios del petróleo y sus derivados están bajos y los granos básicos también están bajos en sus precios, considero que la política podría relajarse en el sentido de reducir la tasa de interés líder. Eso podría generar una mayor oferta de quetzales en el mercado, que compensaría el exceso de dólares que están ingresando. Todo con el propósito de generar un balance, pero no intervencionista per se”, comenta.

Epílogo

Las cartas, como se ve, están tiradas sobre la mesa. Pero las que se han echado parecen indicar que se debe hacer oídos sordos a quienes intentan, a través de los rumores, presionar por una devaluación deliberada.

Guatemala ha funcionado bien con su política económica, fundamentalmente en la monetaria, cambiaria y crediticia. Por ello se cree que lo mejor es dejar que sean las fuerzas del mercado las que, como diría Adam Smith, hagan que se muevan los indicadores gracias a la acción de la mano invisible.

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