Contaminación, enemigo para la salud

En sus diferentes tipos, este flagelo posee un efecto grave en el bienestar de las personas

La industrialización ha avanzado. Y Guatemala no es ajena a esos avances, que por un lado le han permitido una mejor vida a muchos, pero también han afectado la salud de otros a causa de la contaminación del aire, el agua, el suelo y por ruido. En el país se hace poco para reducir su impacto. Por ello, conocer los efectos brinda la oportunidad de tomar medidas para prevenir los daños a la salud.

La contaminación ambiental se da por aire, agua, suelo y ruido, causa alteración del balance ecológico de la tierra y reduce la calidad de
vida de los habitantes.

¿Qué es contaminación ambiental?

Se define como la descarga de materias al agua, suelo o aire, que pueden causar la alteración del balance ecológico de la tierra y reducir la calidad de vida de los habitantes. En Guatemala, la descarga indiscriminada de desechos industriales y domésticos en ríos y mares, emisión de partículas y gases tóxicos en la atmósfera, crecimiento insostenible de desechos sólidos y el uso de químicos, sin considerar sus consecuencias, ha provocado el aumento de la contaminación ambiental.
Esta se clasifica según los recursos naturales que resultan perjudicados o según los agentes contaminantes. Es así como existe la polución del aire, agua, por ruido y del suelo.

Efectos de la contaminación del aire

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre los efectos de la contaminación en la salud en el corto, mediano y largo plazo, están el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas como neumonía; y crónicas como el cáncer del pulmón y enfermedades cardiovasculares.

Los efectos más graves se producen en personas que ya están enfermas. Así también, los grupos más vulnerables, como niños, ancianos y familias de pocos ingresos y con acceso limitado a servicios de salud, son más susceptibles a los efectos nocivos.

Según un estudio de la Universidad de San Carlos sobre la contaminación, en Guatemala las partículas del aire que deberían ingresar en el sistema respiratorio, han superado 3 veces el nivel estipulado por la OMS. La polución provocada por vehículos, residuos industriales, humo de leña, basureros en áreas urbanas, etc., está altamente relacionada con enfermedades como el asma, cáncer pulmonar, etc.

De acuerdo con la Liga del Pulmón, en Guatemala las infecciones respiratorias agudas provocan la muerte de 18 de cada 1,000 personas por año. La neumonía e influenza son las primeras causas de mortalidad general y la segunda causa de mortalidad hospitalaria, seguidas por la violencia y las enfermedades cardiovasculares.

La prevalencia del asma en niños de 6 a 13 años es del 28.1%. De esa cifra, solo el 15% recibe tratamiento, lo que significa que menos de la mitad de pacientes de asma en el país son tratados adecuadamente.

De la enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) -incluye a los pacientes de enfisema pulmonar y bronquitis crónica- no se cuenta con cifras para Guatemala, aunque en su mayoría, los pacientes son fumadores o personas expuestas al humo de leña. Una solución para esta última afección es emplear estufas ahorradoras.

Por otro lado, el tabaquismo provoca la muerte de más de 6 millones de personas al año (1 persona cada 6 segundos). En Guatemala, la prevalencia de fumadores en adolescentes entre 13 y 15 años fue de 13.7% en hombres y 9.1% en mujeres (2008). En adultos, el porcentaje aumenta a 28.5% en hombres y 13.9% en mujeres (2001).

Contaminación del agua

Se produce por la introducción a las fuentes, cuencas hidrográficas, océanos y mares, de materias químicas, físicas o biológicas, que afecten la calidad del agua y los organismos que viven en y de ella. Provienen de descargas sólidas y líquidas domésticas, industriales y municipales; contaminación térmica; por agroquímicos y por sedimentación a causa de la deforestación.

Los vertederos de basura producen el residuo líquido lixiviado, que tiene un alto grado de toxicidad y que afecta el suelo y las aguas
subterráneas.

En el agua contaminada hay bacterias como amebiasis, disentería bacilar (Shigelosis), enteritis campilobacteriana, giardiasis, fiebre tifoidea, salmonelosis, filariasis, leptospirosis, tularemia, tracoma, esquistosomiasis y malaria. Muchas de estas enfermedades causan daños a intestinos, piel y ojos.

El agua contaminada puede generar sobredosis de metales pesados y minerales como calcio, cromo, hierro, flúor, yodo, potasio, cobre, magnesio, manganeso, sodio, selenio y zinc; que pueden afectar riñones, vejiga, hígado, páncreas, corazón, estómago, intestinos, etc.

Efectos del ruido

Se derivan de nuevos equipos electromecánicos, el aumento en producción de medios de transporte, así como el desarrollo industrial. Interfiere con nuestro sueño, trabajo y en casos extremos puede causar daño físico y psicológico. Entre los efectos están: disminución de la capacidad auditiva, dolor, daño físico permanente al sistema auditivo o pérdida del oído.

Muchos investigadores le atribuyen aumento de irritabilidad, baja productividad, alta presión arterial, aumento de casos de úlceras, migraña, fatiga y reacciones alérgicas a la continua exposición a los altos niveles de ruido en el trabajo o en el ambiente. El corazón, los oídos y el cerebro junto al sistema nervioso son los más afectados a causa del ruido.

La contaminación del suelo

Su mala utilización puede causar una peligrosa contaminación tóxica de recursos atmosféricos y del agua, un sabor o un aspecto desagradable de la misma. Si se siembra en tierra contaminada, los cultivos estarían afectados con las sustancias tóxicas que contenga el suelo y afectarían el sistema nervioso de las personas que consumieran esos productos agrícolas.

Los vertederos de basura producen el residuo líquido lixiviado, que tiene un alto grado de toxicidad que afecta al suelo y las aguas subterráneas. El mal llamado relleno sanitario de la zona 3 es un ejemplo de ello.

La contaminación afecta diferentes órganos del cuerpo. Si no la reducimos, muchas personas continuarán enfermándose o muriendo. Debemos accionar para que las futuras generaciones puedan tener una vida sana sin contaminación que afecte la salud.

Esther Brol
Consejera Editorial
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.org.gt

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