Ana Sofía, una historia de triunfos

La seguridad del trabajo bien hecho y la confianza en sí misma son la mejor carta para Ana Sofía Gómez Porras. Una guatemalteca de poca estatura, pero de gran altura. Ella fue una digna representante del país en los pasados Juegos Olímpicos de Río.

Antes de que sonara su nombre, Guatemala no contaba con una historia en la gimnasia. Ana Sofía reconoce que comenzó a practicar por gusto propio y porque una tía la llevaba para que sacara toda la energía, pues era hiperactiva, y aunque también practicó karate, dice, no era lo suyo. Fue así como empezó a entrenar seis horas diarias, seis días a la semana, y de eso ha pasado más de la mitad de su vida.

Gómez comenzó a los siete años. A los 11 viajó al Campeonato Panamericano de Clubes en Cuba. Y aunque se fue sin su mamá, regresó muy motivada porque sabía que en la próxima competencia se enfrentaría a los grandes: Canadá, Brasil, Estados Unidos, Chile y Argentina, que contaban con trayectoria en equipos y gimnastas. Cuenta que, los años de dedicación y la guía de sus entrenadores, Adrián y Elena Bobok, ambos gimnastas de alto rendimiento, han sido fundamentales para ser reconocida a nivel mundial.

La campeona dice que hay días malos y buenos, pero que hay que levantarse. “Hemos demostrado que todo vale la pena y que dedicarse da buenos resultados”, dice. Agrega que sintió tristeza cuando fue a los primeros Juegos Olímpicos de la Juventud Singapur 2010, “quedé en 4to lugar en viga y piso, merecíamos más, pero Guatemala no era conocida. Se inclinaron por Ana Sofía, una historia de triunfos Forjados en el deporte

Ana Sofía Gómez Porras, gimnasta guatemalteca de clase mundial. Austria, Rusia y Australia. Sin embargo, Gracias a Dios hemos abierto brecha”.

Al decirle que muchas niñas quieren ser Ana Sofía, ella opina que es verdad, pero les responde: “¡no es fácil! Es toda una vida de sacrificios de familia, de dejar el colegio, los amigos y hasta la universidad. No soy la persona común que va una tarde al cine. Siempre debo entrenar. Pero, cuento con la capacidad y la madurez para saber que más adelante tendré una vida para hacer todo lo que no he podido”, analiza.

“Mi mamá dice que debo aprovechar el talento que Dios me dio, platicamos que soy una gimnasta que representa a 15 millones de guatemaltecos, y Guatemala se alegra de cada triunfo, ya que el deporte ha logrado romper paradigmas. Quizás con ello no se borra la violencia, pero por un momento se cubre de alegrías”, reconoce con sencillez.

Para muchos niños Superman o la Wonder Woman no son héroes para admirar, sino Erick Barrondo, Kevin Cordón y Ana Sofía Gómez, quien dice que muchas veces los atletas no se dan cuenta del impacto que alcanzan. “Es increíble el reconocimiento del pueblo Un día una señora me contó que su papá me admiraba mucho y que guardaba mis noticias de los periódicos. Le mandé saludos, pero me dijo: acaba de fallecer. También supe de una bebé abandonada, a la que bautizaron con mi nombre. Son historias que pegan”, agrega.

Ana Sofía Gómez estudia licenciatura en deporte. En los Juegos Olímpicos de Río hizo un trabajo excepcional.

La gimnasta relata que su mamá le ha dado la fortaleza y el apoyo para ser lo que es, y aconseja a las madres apoyar a sus hijos para que alcancen sus sueños. “No le creía a mi mamá cuando decía que no todo es color de rosa. Lo comprobé al regresar de Toronto, el país nos recibió con malos comentarios. Pero me sirvió para saber que los deportistas no siempre ganan, pero la gente debe apoyarlos en las buenas y en las malas.

Victoria Alvarado
Periodista
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.com.gt

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